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El Museo Picasso de Barcelona exhibe imágenes Secretas. Picasso y la estampa erótica japonesa, una exposición que por su contenido puede catalogarse como extraordinaria, ya que por primera vez se podrán apreciar algunas de las estampas japonesas que el artista tenía y con las que establece un diálogo «muy revelador» a través de sus grabados.
Que a Picasso le gustaba el sexo más que la miel al oso es cosa sabida. Toda su obra resume erotismo y así ha quedado claro en las diversas exposiciones sobre que se han venido haciendo. Lo que no era tan conocido es que atesoraba una excelente colección de estampas eróticas japonesas y que éstas, además, le influyeron en algunas de sus series de grabados. Pues, aunque no hay una estricta correspondencia formal, sí que pueden apreciarse curiosas coincidencias de composición en la manera de acoplarse de los amantes o en el interés por forzar la postura de manera que se aprecien los órganos genitales. Un poco a la manera de los shunga japoneses, una versión erótica de los ukiyo-e, de utilidad meridiana, en la que la delicadeza del dibujo no impide mostrar los coitos con todo detalle.
Con el fin de establecer un diálogo sugerente, se han seleccionado algunos de los grabados eróticos del mismo Picasso , se verán por primera vez 19 de los 61 grabados japoneses que atesoraba y que ahora guardan sus familiares, entre otras obras de diferentes autores (japoneses y occidentales) que nos aproximan al fenómeno de la difusión del arte japonés y nos revelan cuáles fueron los vínculos entre este arte y la obra picassiana.
Picasso, recuerda la comisaria, no se desprendió nunca de su colección de estampas japonesas sino que las fue juntando con las obras de otros artistas, estas lo acompañaron siempre en sus múltiples cambios de residencia, por lo que no es extraño que en algún momento se fueran convirtiendo en fuente de inspiración
Gual, comisario también de la muestra argumenta que el itinerario expositivo de la presente exposición establece "un diálogo abierto tanto en las soluciones compositivas similares, como en el tratamiento formal utilizado para describir el desnudo femenino y la exploración del deseo masculino y el acto amoroso".
El director del museo Picasso, Pepe Serra, también ha destacado que "esta exposición supone una aportación inédita por el conocimiento de la obra, los intereses y las fuentes de referencia del artista, y abre nuevas vías de investigación para dotar a la obra picasiana de contextos que permitan una nueva y mejor interpretación".
La muestra está formada por más de un centenar de piezas de las cuales destacan, como núcleo central, las 19 estampas japonesas de los siglos XVII, XVIII y XIX que formaban parte de su colección.
Aunque esta claro que la mayoría de la obra de Picasso está imbuida en el erotismo y la sensualidad, los especialistas consideran que en los períodos en que se dedicó de una manera más intensa a esa temática fue en la etapa de sus inicios (1900-1908) y en la final (1964-1972)
La tesis que plantea la exposición de Picasso, da luz sobre los orígenes de los grabados eróticos del pintor malagueño, pues "hasta ahora se pensaba que el arte japonés lo había influido de manera indirecta a través de la influencia recibida por pintores como Manet, Monet, Van Gogh, Toulouse-Lautrec o Gauguin".
De hecho, cuando Picasso llega a Barcelona, con 14 años, el japonismo ya se había arraigado, y en el ambiente en que después se movió en la ciudad, el japonismo se manifestó sobre todo en el café-restaurante Quatre Gats.
En la exposición se exhibe por primera vez el dibujo erótico "Mujer y pulpo", realizado en Barcelona en 1903, que sigue la iconografía erótica que partía de la obra de Katsushika Hokusai "Buceadora y pulpo", en la que el animal hacía un cunnilingus a una mujer mientras la poseía con sus tentáculos.
Además se pueden ver un proyecto de cartel encargado a Picasso por la actriz Sadayakko para las actuaciones que tenía previstas en 1901 en el Théâtre de l'Athénée de París.
Una de las grandes exposiciones de la temporada llegará el 15 de octubre del año en curso. En ella se vinculará a Picasso con Edgar Degas, y sólo se podrá ver en el Clark Art Institute de Massachussets (Estados Unidos) y Barcelona. «Demuestra hasta qué punto Degas es importante para Picasso», aseguró Serra.
Que a Picasso le gustaba el sexo más que la miel al oso es cosa sabida. Toda su obra resume erotismo y así ha quedado claro en las diversas exposiciones sobre que se han venido haciendo. Lo que no era tan conocido es que atesoraba una excelente colección de estampas eróticas japonesas y que éstas, además, le influyeron en algunas de sus series de grabados. Pues, aunque no hay una estricta correspondencia formal, sí que pueden apreciarse curiosas coincidencias de composición en la manera de acoplarse de los amantes o en el interés por forzar la postura de manera que se aprecien los órganos genitales. Un poco a la manera de los shunga japoneses, una versión erótica de los ukiyo-e, de utilidad meridiana, en la que la delicadeza del dibujo no impide mostrar los coitos con todo detalle.
Con el fin de establecer un diálogo sugerente, se han seleccionado algunos de los grabados eróticos del mismo Picasso , se verán por primera vez 19 de los 61 grabados japoneses que atesoraba y que ahora guardan sus familiares, entre otras obras de diferentes autores (japoneses y occidentales) que nos aproximan al fenómeno de la difusión del arte japonés y nos revelan cuáles fueron los vínculos entre este arte y la obra picassiana.
Picasso, recuerda la comisaria, no se desprendió nunca de su colección de estampas japonesas sino que las fue juntando con las obras de otros artistas, estas lo acompañaron siempre en sus múltiples cambios de residencia, por lo que no es extraño que en algún momento se fueran convirtiendo en fuente de inspiración
Gual, comisario también de la muestra argumenta que el itinerario expositivo de la presente exposición establece "un diálogo abierto tanto en las soluciones compositivas similares, como en el tratamiento formal utilizado para describir el desnudo femenino y la exploración del deseo masculino y el acto amoroso".
El director del museo Picasso, Pepe Serra, también ha destacado que "esta exposición supone una aportación inédita por el conocimiento de la obra, los intereses y las fuentes de referencia del artista, y abre nuevas vías de investigación para dotar a la obra picasiana de contextos que permitan una nueva y mejor interpretación".
La muestra está formada por más de un centenar de piezas de las cuales destacan, como núcleo central, las 19 estampas japonesas de los siglos XVII, XVIII y XIX que formaban parte de su colección.
Aunque esta claro que la mayoría de la obra de Picasso está imbuida en el erotismo y la sensualidad, los especialistas consideran que en los períodos en que se dedicó de una manera más intensa a esa temática fue en la etapa de sus inicios (1900-1908) y en la final (1964-1972)
La tesis que plantea la exposición de Picasso, da luz sobre los orígenes de los grabados eróticos del pintor malagueño, pues "hasta ahora se pensaba que el arte japonés lo había influido de manera indirecta a través de la influencia recibida por pintores como Manet, Monet, Van Gogh, Toulouse-Lautrec o Gauguin".
De hecho, cuando Picasso llega a Barcelona, con 14 años, el japonismo ya se había arraigado, y en el ambiente en que después se movió en la ciudad, el japonismo se manifestó sobre todo en el café-restaurante Quatre Gats.
En la exposición se exhibe por primera vez el dibujo erótico "Mujer y pulpo", realizado en Barcelona en 1903, que sigue la iconografía erótica que partía de la obra de Katsushika Hokusai "Buceadora y pulpo", en la que el animal hacía un cunnilingus a una mujer mientras la poseía con sus tentáculos.
Además se pueden ver un proyecto de cartel encargado a Picasso por la actriz Sadayakko para las actuaciones que tenía previstas en 1901 en el Théâtre de l'Athénée de París.
Una de las grandes exposiciones de la temporada llegará el 15 de octubre del año en curso. En ella se vinculará a Picasso con Edgar Degas, y sólo se podrá ver en el Clark Art Institute de Massachussets (Estados Unidos) y Barcelona. «Demuestra hasta qué punto Degas es importante para Picasso», aseguró Serra.
Ambas muestras se centran en revelar nuevas fuentes del artista y analizar su mirada hacia la tradición pictórica
©Pablo Villaizán
Barcelona, Febrero del 2010
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