“Como el himno de Nazca sus líneas treinta y ocho millones de años, después de que la luz grabó una orden en la tierra, en su memoria restaura para siempre el lenguaje que convierte la luz ultravioleta e infrarroja, en hilo global conductor del poder popular del arte.”
La luz para los humanos es visible por cinco variaciones de color, y aun mas, dos colores que sumados conforman el total del rango lumínico, el ultravioleta y el infrarrojo, que son parte de la estructura formal de la verdadera luz de los colores invisibles, una armonía perfecta en la cual sin ello la vida y las formas (tales como las conocemos) carecerían del verdadero sentido, de lo integral, de lo que suma y se encuentra en la armonía perfecta.
Ajenos a la vista aquellas gamas no aptas para el ojo sucumbieron al olvido, sin embargo aquella luz interior diseña un lectura total en el planeta que habitamos y que el común denominador ve sin aquellos ases; Con la armonía completa e indivisible a la luz de las sombras, la lectura acarrea otros principios, que son también universales, aquella claridad del espectro nos señalaría una lectura dirigida a otros destinos.
Los rayos son las líneas que dibujan los contextos, las lecturas de las mas ambiciosas esperanzas, las de conseguir a fuerza, el mensaje de su primigenia y primitiva intuición, la de la geometría del espacio que representa.
Son estos hilos signados por las fluorescencias que suscriben un paisaje cultural que manifiesta la verdadera expresión del todo y que son la fiel impresión de la geometría global a la que se integra el tiempo.
©Pablo Villaizán
Barcelona, Setiembre del 2010
La luz para los humanos es visible por cinco variaciones de color, y aun mas, dos colores que sumados conforman el total del rango lumínico, el ultravioleta y el infrarrojo, que son parte de la estructura formal de la verdadera luz de los colores invisibles, una armonía perfecta en la cual sin ello la vida y las formas (tales como las conocemos) carecerían del verdadero sentido, de lo integral, de lo que suma y se encuentra en la armonía perfecta.
Ajenos a la vista aquellas gamas no aptas para el ojo sucumbieron al olvido, sin embargo aquella luz interior diseña un lectura total en el planeta que habitamos y que el común denominador ve sin aquellos ases; Con la armonía completa e indivisible a la luz de las sombras, la lectura acarrea otros principios, que son también universales, aquella claridad del espectro nos señalaría una lectura dirigida a otros destinos.
Los rayos son las líneas que dibujan los contextos, las lecturas de las mas ambiciosas esperanzas, las de conseguir a fuerza, el mensaje de su primigenia y primitiva intuición, la de la geometría del espacio que representa.
Son estos hilos signados por las fluorescencias que suscriben un paisaje cultural que manifiesta la verdadera expresión del todo y que son la fiel impresión de la geometría global a la que se integra el tiempo.
©Pablo Villaizán
Barcelona, Setiembre del 2010
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