El año que se fue para nunca más volver, no estuvo carente de agradables sorpresas para el ojo, quiero decir de muy buenas exposiciones. Pero, sin duda, la más importante fue la del pintor afrocubano Wilfredo Lam. Un genio genial mitad chino, mitad negro, rara mixtura de Erasmo Wong con Nelson Mandela.
No voy a caer en el tópico fomentado por Octavio Paz de relacionar la pintura de Lam con la del lúdico Matta y menos aún, con la de Rufino Tamayo que es una obra que huele a trementina. En cambio la de Lam huele a vida, a sudor, a trópico, a caña de azúcar, a tabaco y ron.
Como todos sabemos, Wilfredo Lam nació en la perla de las Antillas, pero desde muy joven vivió en le viejo continente. Primero estuvo cuatro años en la Madre Patria, después poco tiempo, en la rubia Albión (!ay que emoción!) para afincarse luego en la Ciudad Luz, lejos, muy lejos de Celia Cruz. En ese ambiente sumamente artístico, cuando París era una fiesta, conoció a un huevo de gente que no estaba hueveando, que estaba en algo. De los personajes de la haut culture francesa que se hicieron amigos de Lam, destacan Picasso que lo ayudó un montón y André Bretón con su testa de León. Estas dos fuertes personalidades influyeron en el desarrollo de su pintura. Picasso con su coincidente admiración por el arte africano y Bretón con su rollo surrealista.
No voy a caer en el tópico fomentado por Octavio Paz de relacionar la pintura de Lam con la del lúdico Matta y menos aún, con la de Rufino Tamayo que es una obra que huele a trementina. En cambio la de Lam huele a vida, a sudor, a trópico, a caña de azúcar, a tabaco y ron.
Como todos sabemos, Wilfredo Lam nació en la perla de las Antillas, pero desde muy joven vivió en le viejo continente. Primero estuvo cuatro años en la Madre Patria, después poco tiempo, en la rubia Albión (!ay que emoción!) para afincarse luego en la Ciudad Luz, lejos, muy lejos de Celia Cruz. En ese ambiente sumamente artístico, cuando París era una fiesta, conoció a un huevo de gente que no estaba hueveando, que estaba en algo. De los personajes de la haut culture francesa que se hicieron amigos de Lam, destacan Picasso que lo ayudó un montón y André Bretón con su testa de León. Estas dos fuertes personalidades influyeron en el desarrollo de su pintura. Picasso con su coincidente admiración por el arte africano y Bretón con su rollo surrealista.
Penetrar en al pintura de Lam, es perderse en una jungla tropical de plantas devoradoras, correr el riesgo de ser picoteado por estilizados pájaros que semejan flechas y sufrir asedio de los inquietantes seres con apariencia totémica. Sus personajes de vegetal belleza parecen tallos largos y altivos que adoptan voluptuosas formas de estricta redondez. Sus rostros no son rostros, son máscaras que por sus trazos y tonalidaddes cromáticas recuerdan la fisonomía o el trasero de un mandril.
El Caribe con su tropical exuberancia y el muy estilizado arte africano aparecen fusionados en la obra de Lam en toda su magia y esplendor.
Felicitaciones mil a la Embajada de Cuba y al Centro Cultural de la Católica por la petit pero estupenda muestra de pinturas sobre papel kraft del cubanismo y universal Wilfredo Lam. Una verdadera delicia para el ojo.
Por:LA ROSA NOSTRA, agosto 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario