Existe la idea preconcebida de que la fotografía se basa en la realidad, en algo que esta sucediendo, en una situación verdadera aunque sea construida, escenificada por el autor. Se ha dejado atrás la idea de que la fotografía tenia una línea directa con la verdad, ya se sabe que es una gran herramienta de la mentira, y son muchos los artistas que han demostrado con sus fotografías que no hay nada más creíble que la mentira, que no hay nada más parecido a la verdad que la pura mentira.
Hoy en día, en el desarrollo de la fotografía –no solo en su técnica sino en la libertad en su uso- las imágenes que se nos ofrecen no son tanto esas del “momento preciso” como los que indican, sugieren hechos, situaciones, momentos, que todavía no han tenido lugar, que incluso tal vez solamente se queden en insinuación, en sospecha, en temor.
La verdad ha dejado paso a la posibilidad, la certeza a la incertidumbre. Los problemas de identidad van más allá del género, se basan en nuestra propia identidad, en el improbable retrato que la fotografía construye de personas y lugares, en el documento de lo que no existe, en esa sombra que se convierte en la protagonista de una fotografía sugerente, subjetiva, cargada de lirismo y a la vez de posibilidades narrativas. Como en el cine, la fotografía ha superado la obligación de la narratividad, ha ganado en emoción y en inteligencia.
La sombra, como símbolo del paso de un cuerpo pero también como el único cuerpo visible del alma, se encuentra en las imágenes de los dieciséis artistas seleccionados para esta muestra que si por un lado resume una cierta parte de la fotografía española actual no pretende ser categórica. La sombra, la duda, la ambigüedad, lo indefinido e inclasificable, lo que parece pero no es, ese territorio de dudas, esa zona intermedia entre lo que ha sucedido y lo que todavía no ha tenido lugar: ese es el tema, ese es el punto en común de estos artistas y el eje central de esta exposición.
Rosa Olivares. Comisaria de la exposición
Hoy en día, en el desarrollo de la fotografía –no solo en su técnica sino en la libertad en su uso- las imágenes que se nos ofrecen no son tanto esas del “momento preciso” como los que indican, sugieren hechos, situaciones, momentos, que todavía no han tenido lugar, que incluso tal vez solamente se queden en insinuación, en sospecha, en temor.
La verdad ha dejado paso a la posibilidad, la certeza a la incertidumbre. Los problemas de identidad van más allá del género, se basan en nuestra propia identidad, en el improbable retrato que la fotografía construye de personas y lugares, en el documento de lo que no existe, en esa sombra que se convierte en la protagonista de una fotografía sugerente, subjetiva, cargada de lirismo y a la vez de posibilidades narrativas. Como en el cine, la fotografía ha superado la obligación de la narratividad, ha ganado en emoción y en inteligencia.
La sombra, como símbolo del paso de un cuerpo pero también como el único cuerpo visible del alma, se encuentra en las imágenes de los dieciséis artistas seleccionados para esta muestra que si por un lado resume una cierta parte de la fotografía española actual no pretende ser categórica. La sombra, la duda, la ambigüedad, lo indefinido e inclasificable, lo que parece pero no es, ese territorio de dudas, esa zona intermedia entre lo que ha sucedido y lo que todavía no ha tenido lugar: ese es el tema, ese es el punto en común de estos artistas y el eje central de esta exposición.
Rosa Olivares. Comisaria de la exposición
Cazadores de Sombras en exhibición el el Centro Cultural de la Universidad San Marcos
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