sábado

UNA VISITA A CARLOS RUNCIE

Tuve la oportunidad de visitar a Carlos Runcie la semana pasada. Había escuchado de su gran taller donde prepara sus maravillosas obras, aquella cerámicas escultóricas que todos conocemos y que hemos visto en más de una muestra de sus impresionantes individuales.Cuando uno esta en su casa, puede notar de inmediato todas las obras en pleno, distribuidas con un orden que el solo sabe darlo. Los cangrejos, las esferas de cristal, cerámicas desconocidas no vistas en otras muestras y otras por supuesto, que están distribuidas por todo el recinto formando una unidad con la vida del escultor.Mientras espero en su cómoda sala, un libro donde figuran todas sus exposiciones internacionales y locales distrae mi atención por un momento. Disfruto de una coke. “El sale pronto” me dice su asistente muy amablemente. Pero la espera se acorta cuando Carlos sale con ropa de faena de escultor y me recibe como buen anfitrión. De inmediato, todas las esculturas parecen guardan un silencio propio cuando su creador comienza hablar de su quehacer diario que es su pasión. Me muestra cada detalle de la obra de su casa, detalla sus exposiciones en el exterior, su Bienal en Venecia, La Habana y en el Ecuador. Sus exposiciones en galerías y centros culturales de USA y la exhibición de sus instalaciones en el BID. Le pregunto sobre la logística de mover todo el volumen de su obra en cada muestra internacional. Afirma que es muy costoso llevar toda la creación o la propuesta que desea mostrar para tal fin. "Me financian los entes privados e involucrados, solo así no se puede tener inconveniente", acota él sentado en su cómodo sillón. De su catálogo dossier, me muestra mas detalles de la Primera Bienal de Lima, en la cual fue uno de los principales exponentes. Las fotos de las impresionantes instalaciones que fueron lo que es el sótano del Centro Cultural de Bellas Artes. "Cada Bienal tiene su propia organización… es mas fácil llevar dibujos y obras de pequeño formato que grandes esculturas" me asevera. Le pregunté si alguna vez repitió alguna muestra en otro lugar: "Nunca. Cada muestra es diferente. Implica un espacio único en cada exposición y un manejo presupuestal que termina siendo original en cada exhibición". Luego me invita a visitar su taller donde realiza aquellas cerámicas escultóricas maravillosas. Piezas únicas y extraordinarias que sus manos y mente suelen crear. Destaca en su interior un horno de mas 1300 C. para la cocción de las piezas maestras. La arcilla especial esta por todas partes colocadas en largas mesas, unas esperando ser pintadas, otras ser cocidas en el fuego abrasador, otras ser terminadas en los acabados finales. Todas la piezas, cangrejos, esferas, hombres de barro, platos esperan en fila su turno para la presentación que tendrá en un importante lugar y en su momento. A medida que doy vueltas por el taller, me doy con un lavatorio de ensueño, tipo pileta de inspiración japonesa con aires greco-romano, como esas fuentes de antaño, que todos ansiarían tener en casa.“Es original también, no he creado otro igual a ninguna persona”. De inmediato veo los detalles marinos incrustado en este lavatorio, cada objeto en su lugar para su creador. “Este es mi oficina” me dice, invitándome a pasar. Noté que su oficina, como lo llama el, es otro ambiente donde salen las piezas acabadas y seleccionadas. Yacen en un orden de turno para el embalaje y la disposición de los objetos. Sin embargo, algo llama mi atención cuando camino por el jardín. Allí lucen unos cactus esféricos, mimetizados a imagen de las esculturas, quizá moldeadas por la inspiración que hay en la casa, cual esferas del ceramista. Aquí es cuando piensa uno que cada cosa esta en su lugar, en el espacio y el tiempo.Luego me muestra su colección personal de Arte. Sí, aquellas que todo Artista de trayectoria suele tener en casa: pinturas Eielson y otros de su generación de amigos. Me compartió de su próximo viaje a Estados Unidos, donde tiene determinado dictar conferencias magistrales sobre su Arte y experiencias en la Cerámica Peruana en prestigiosas universidades. “Estaré ausente unos meses…”
Al final una sorpresa que no me esperaba. Salí contento con una pieza ofrecida por Carlos como una dádiva y estímulo alentador a mi carrera. Quede muy agradecido por su amistad y gesto.

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