Alhalel nos muestra, en esta oportunidad, un corpus pictórico inspirado en el amor y el erotismo como elementos constitutivos de la vida. Esta dualidad se presenta a su vez como metáfora para aludir a la complejidad intrínseca del ser humano y sus manifestaciones, entre ellas el arte. Por esto, el concepto que recorre la muestra es profundamente existencial: una exploración, cuyo punto de partida es la percepción –sensorial, visual, sensual-, que recorre las nociones de ser, consciencia, espacio, alteridad, origen, naturaleza, tiempo, vida, forma, realidad, muerte. Con LA LLAMA DOBLE – préstamo literario de Octavio Paz sobre el amor, -- el pintor nos conmina a sumergirnos en la paradoja ineludible del encuentro. Rescatando para ello un antiguo proyecto personal, Alhalel busca amplificar (en forma evocadora) los principios de la conciencia espacial propia del budismo Zen a la estructura formal de la muestra, de modo que cada espacio de la galería representa el diálogo entre lo interno y lo externo, lo opaco y lo transparente, lo físico y lo espiritual, lo temporal y lo eterno, el objeto y el todo, en un continuo integrador. La temática aborda dos motivos fundamentales: por un lado, el cuerpo; por otro el espacio, en su vertiente de paisaje o vacío preñado, propiciando así una sólida interacción que en ocasiones se dibuja bajo la forma de un erotismo sugerido como vía de conexión con lo absoluto.Los dibujos, las pinturas y las esculturas que conforman esta serie se encuentran poblados de personajes cuya danza, unas veces encendida y vertiginosa, otras calma y continua, remiten al latido de la naturaleza, al abrazo, al instante eterno del encuentro amoroso, a la fusión, la patencia de la otredad y el tiempo, en una oscilación permanente entre el uno y el todo transido por lo efímero. En palabras de Alhalel: “No es la fijeza, dureza o fuerza hierática de los cuerpos la que me interesa resaltar sino la contrastante relación de figura/fondo, cuerpo/tiempo, materia/mente como testigo de un movimiento, de una tensión que gobierna la vida y el arte. Si algo permanece es la impermanencia como referencia última, que es la única lógica que sostiene el universo y sus manifestaciones”.
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