miércoles

POLARIZACION EN LAS CRITICAS DE ARTE


En algunos medios de prensa últimamente se tiende a polarizar opiniones, especialmente en lo que respecta a los recuentos anuales de la crítica, tanto en literatura como en las diversas disciplinas del arte. Y aunque en algunos casos se hacen encuestas, que de alguna expresan las preferencias de los lectores y del público consumidor, en lo que se refiera a las muestras de arte se desea mantener una especie de autoridad: se “preseleccionan” las propuestas artísticas de la manera más subjetiva y dejando de lado cualquier posición ponderada y profesional.

Nadie que se considere serio en su oficio puede seleccionar “a dedo”, una muestra que ha curado, o en la que se vio enteramente involucrado con la museografía o el texto curatorial. Sería una total falta de ética el haber sido contratado por una institución cultural y luego pretender imponer que esta labor sea considerada la “mejor”; o que mereció más o que fue la más prometedora. Nada más ajeno al quehacer propio de la crítica especializada de arte, a su compromiso con los lectores. No se puede caer en esas malas prácticas por más que uno represente a cierto sector importante dentro de la escena artística limeña.

Seremos más exactos: toda esta polémica empezó con los artículos que aparecieron durante la primera quincena de diciembre en el diario El Comercio, en los que se pretendía imponer a cada evento la evaluación de un rating soso y hasta ridículo. Se comprende que cada una de las exhibiciones y propuestas sea evaluada y valorada de acuerdo a algún tipo de "barómetro" que respete las complejidades y dificultades específicas; pero no se pueden deslizar opiniones inexactas y hasta, en muchos casos, contrarias a la verdad. Mucho menos hacer afirmaciones que perjudiquen a los artistas que desearon mostrarnos con ímpetu y empuje creativo sus obras y propuestas a lo largo del año que se fue.

La valoración y selección debería hacerse, en primer término, bajo parámetros exactos y rigurosos, partiendo quizá de las opiniones de los mismos artistas, museólogos, críticos, historiadores que no estén involucrados con las muestras que se están comentando.

En la publicación de El Comercio en la sección Luces de hoy (2 de enero del 2011) se anuncia a todas "luces" y con un estruendoso título “La gran Panorámica del Año (I)”, cual entrega de un premio Grammy, sin menospreciar a este popular premio. Un diario serio como El Comercio no puede afirmar, en palabras de Élida Román, que “De las numerosas exposiciones visitadas en el año… hay olvidos y arbitrariedades”, lo que desecha de antemano cualquier juicio definitivo. Líneas atrás se puede leer que la misma crítica sugiere que las muestras que ella menciona fueron las mejores o las que tuvieron un nivel destacable. En varias de esas muestras ella estuvo directamente involucrada (las de Miró y de Calder, por ejemplo y qué decir de las del Británico), lo que no es obstáculo para que ella las nombre, dejando de lado otras que si debieron ser mencionadas (y que pretende echar al olvido de los lectores).

De la prensa cultural ciertamente puede esperarse muy poco. Cada día hay una mayor tendencia al espectáculo y a la falta de precisión; cada vez se apoya menos a los jóvenes valores o a los mismos maestros artistas que no se han alineado con los intereses del medio correspondiente, o que no se someten al gusto arbitrario del comentarista. Crítica siempre habrá y de todo tipo, con sustentos sólidos o caprichosos, según el oficio de cada especialista. Lo que no se puede negar es que el 2010 fue un año fructífero para el siempre efervescente mundo del arte peruano.

Se nos viene “La gran Panorámica del Año (II)”.

Joseph De Utia

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